Tras casi tres décadas de dictadura militar, Augusto Pinochet entregó el poder en marzo de 1990 –no sin antes penalizar el aborto– y probablemente un poco después de ello una familia obrera en la provincia de Concepción dio vida a Josecarlo Henríquez. Ha de haber salido impávido del vientre de su madre cristiana; sin planes de aguantar pendejadas en este mundo. Impulsado por su padre teólogo, ojeaba la Biblia desde pequeño y se interesó así en la literatura. Su otra pasión, la prostitución, llegó años después gracias a la literatura, mediante novelas que leía a escondidas. De temperamento disidente y constante análisis crítico de su entorno, de adolescente ansiaba irse a Santiago, cuando menos. “Vengo de una periferia peligrosa, llena de microtráfico, de pobreza neoliberal donde los pobres se roban con pobres, muy evangélica; por ende, demasiado opresora”, dice.
para continuar leyendo acá link de entrevista:
Comentarios
Publicar un comentario